Anansi y el poder colectivo de las historias

Guilherme Petrilli

Publicado en
23 de Abril de 2021

Historias y su poder transformador: ¡hoy comparto una narrativa usando las herramientas de esta "caja"!

Recientemente escribí un artículo sobre Innovación y Storytelling para presentar un tema que me ha fascinado durante años: ¡las historias y su poder transformador! Resulta que, a pesar de creer que los vivimos, todavía no he contado, de hecho, una historia por aquí.

Entonces, usando una de las herramientas en esta “caja", comparto la siguiente narrativa:

¡Era una vez, Anansi! Un ser antropomórfico (mitad humano, mitad araña) que vivía en una aldea de África occidental, en un mundo antiguo, donde las historias pertenecían al Dios del cielo.

Todos los días, sus pensamientos se veían abrumados por un inmenso vacío, una desconocida sensación de carencia. Se preguntó: “¿Por qué, Nyame? ¿Por qué no compartes tu baúl de historias? ”.

Hasta que en una noche fría y estrellada, sus ojos miraron a las estrellas y se tomó una decisión: ascenderé a los cielos y enfrentaré a este Dios egoísta.

Fue entonces cuando elaboró un plan: tejer una enorme red plateada para negociar con Nyame, comprar las historias y devolvérselas a su pueblo.

Pero no había contado con un simple hecho: ¡no estaban a la venta! Sin embargo, había una forma de obtenerlos. Anansi tenía que capturar a los seres más temidos de su mundo.

En ese momento, se dio cuenta de que tenía dos opciones: o aceptaba el desafío y se desviaba de su camino para cumplirlo, o regresaba a la tierra con las manos y la mente vacías.

Después de reflexionar sobre sus vivencias, utilizó toda su astucia e ingenio para crear juegos que atrajeron a estos seres, los involucraron en su narrativa y los hicieron captar fácilmente.

¡Con eso, Anansi cumplió su misión, rescató las historias de Nyame y las compartió con su pueblo! Esto levantó su espíritu y marcó el comienzo de una nueva era, donde las narrativas se multiplicaron de una manera diversa, inclusiva y democrática.

 Quizás es la primera vez que has oído hablar de Anansi, o quizás ya lo has leído en otras palabras, en otras versiones y, quién sabe, con mucho más detalle. En cualquier caso, esto no invalida ni hace que el pasaje anterior sea menos importante. Al contrario, solo refuerza que todos tenemos historias que contar e, incluso las de los demás, debemos contarlas a nuestra manera. Aunque nos basamos en formatos y estructuras preestablecidos, cuanta más autenticidad mejor.

Ahora bien, está claro que no pretendo apropiarme del folclore africano y tomar para mí la autoría de esta fábula tan fascinante. Al igual que nuestro CEO, Nana Baffour (que nació en Ghana), no lo hizo cuando se lo contó a nuestro equipo. Sin embargo, al compartir la historia de Anansi, despertó nuestra imaginación y expandió nuestras perspectivas, desplegando las innumerables formas posibles en las que podemos hacer lo mismo. Después de todo, incluso las historias más originales son, de hecho, adaptaciones de las experiencias vividas por quienes las cuentan.

Naturalmente, se imagina que cuantas más referencias adquieran los autores, más elaboradas serán sus narrativas. En este tono, se sabe que la diversidad promueve el crecimiento del grupo por la suma de las experiencias de las partes. No es de extrañar, si hay un dicho popular que dice: "Dos cabezas piensan mejor que una", es difícil estar en desacuerdo. Más que eso, es fácil de demostrar, como sabiamente dijo el reconocido filósofo italiano Luciano De Crescenzo en una traducción simplificada: “Somos ángeles con un ala, no sabemos volar solos”. ¡Evidentemente, desde que nace, el ser humano necesita de los demás!

Así, añadiendo la idea de que una de las mejores y más habituales formas de aprendizaje humano es a través de las historias que se cuentan, finalmente se puede llegar al resultado: “1 + 1 = 3”. Les explico, si somos seres sociales, nos necesitamos y nos desarrollamos a través de nuestras historias, nada más genuino que unirnos no solo para compartir, sino también para crear nuevas narrativas, ¿no? ¿Por qué no aprovechar las experiencias de los demás y hacer que el todo sea más grande que la suma de las partes?

En particular, parece tener tanto sentido que es posible seguir sumando a las personas, y a las historias, nuevos medios como la tecnología y por qué no (como demostró Anansi, al enfrentar sus desafíos) los juegos. ¡Eso es, JUEGOS! Piensa conmigo, si estas siempre están basadas en historias, son interpretadas por personas y les hacen vivir experiencias que, además de entretener, muchas veces enseñan, ¡es posible sumar para multiplicar!

Así, con el mismo propósito del protagonista de la historia aquí contada, todavía basado en el argumento anterior, ¡Qintess promueve la iniciativa Anansi! Un colectivo de estudios de juegos, talentos diversos y organizaciones de todos los tamaños que busca compartir diferentes narrativas y brindar experiencias increíbles a través de juegos, animación e incluso tecnologías de realidad expandida. Un entorno colaborativo que fomenta la aparición de nuevos talentos, desarrolla soluciones innovadoras y aún impacta positivamente a la sociedad, para generar, por ejemplo, entretenimiento más representativo.

También se puede destacar que el colectivo, lanzado recientemente, trae un modelo de negocio como cooperativa, agrupando recursos de empresas en áreas afines para más que incrementar la productividad y optimizar los ingresos, asegura el acceso y oportunidad a los jugadores y grupos desarrolladores minoritarios, con el fin de crear un círculo virtuoso de responsabilidad social en la industria del juego.

Por todos estos motivos, si tú (que has leído hasta aquí) estás de acuerdo con este movimiento y conoces estudios o partners que contribuyan a la creación de nuevas experiencias a través del storytelling, la gamificación, la animación y las tecnologías inherentes, no dejes de invitarles a acceder al Anansi Collective y sé parte de esta revolución!

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